Tipologia del contenido:
Participación cívica
Autores:
Ana Castañeda, Natalia Casado
Fuentes de información:
Ciudad:
Torrelavega
País:
España
Participació cívica
Participación cívica
Descripción: 

Algo tan simple como la leña se mantiene en un medio tradicional sostenible que reduce la contaminación y protege el monte.

Quién no ha oído hablar de Nel Cañedo, el pastor asturiano de Cangas que ha convertido las redes en efervescentes, tras una crítica graciosa a la par que sensata e inteligente.

Algo tan simple como la leña se mantiene en un medio tradicional sostenible que reduce la contaminación y protege el monte.Quién no ha oído hablar de Nel Cañedo, el pastor asturiano de Cangas que ha convertido las redes en efervescentes, tras una crítica graciosa a la par que sensata e inteligente.Todo arrancó de la demanda del dueño de un hotel rural contra un vecino arto del cacareo de sus gallos que “molestaban” a sus huéspedes. Toda una oda al desatino, pero no una excepción. Que el campo se despuebla y el mundo rural agoniza frente a las grandes producciones agrícolas del exterior es algo que Matías Prats nos recuerda cada fin de semana en su noticiero de A3media.Y frente a ello a pocos se les han ocurrido soluciones. Pegas si, muchas. Es lógico que los vecinos de los pueblos decadentes del interior de España busquen nuevas formas de ganarse la vida. Pero ello no obliga a alterar la realidad. Es decir, el turismo rural no atrae a viajeros ávidos de una inmersión rural que para si quisiera el Capitán Nemo, si no ir a un sitio bonito, tranquilo, donde poder dormir, no ver ni a tu jefe ni a la vecina del quinto, pero, eso sí, con todas las comodidades de una ciudad. Boñiga, cacareos o tractores no. Wifi, jacuzzi y ruta a caballo sí.El fenómeno, por gracioso y baladí que parezca revela una tendencia muy peligrosa. Los pueblos que quieren sobrevivir se están adaptando a las necesidades de los habitantes de las ciudades, y no al revés, lo que repercute en lago básico de los pueblos, la relación armoniosa con la naturaleza, la sostenibilidad.En medio de estas necedades hemos descubierto las “suertes” de Valderredible, el más grande de los municipios cántabros que ha sabido, de momento, conjugar adecuadamente la apertura al exterior con el mantenimiento de las tradiciones naturales.Mientras en otros lugares es frecuente la quema de bosques y la intervención del estado para atajar estas desgracias, en lugares como Valderredible se trabaja afanosamente cada año para limpiar los montes y proteger los bosques, en una labor detrás de la que hay toda una cultura rural ancestral.La leña (restos de árboles muertos, arbustos y quimas desprendidas, es el combustible básico de los pueblos del interior, lo que obliga a los vecinos a recogerla y almacenarla.En Valderredible, con el apoyo de la Consejeria de Medio Rural y de los concejos vecinales, se mantienen las llamadas “suertes", un sistema de reparto de la leña entre los vecinos, que estos deben recoger y así mantener limpia el área de bosque asignado.Antes del verano los vecinos que saben necesitarán leña para el invierno solicitan al concejo la “suerte”. El último sábado de agosto, los vecinos que lo han pedido suben al monte a recoger la leña formada de manera natural o preparada y cortada por los guardas forestales. Se preparan los montones de leña se numeran y con una simple baraja de cartas se hace el sorteo, asignando a cada vecino su montón.El nombre de suerte no procede del sorteo, si no de que todos los montones no son iguales. Como recoge Jorge Revuelta en su blog “Valderredible sostenible” , “partir del sorteo empieza un curro importante. Sube al monte, corta rebollas, arrastra a la pista, ordénalo, sube un tractor de un vecino y lo bajas, trocéalo y mételo en la leñera”.El sistema es tan antiguo e importante, que cuando Alejando Mon, el ministro de hacienda de Isabel II creo los fielatos o aduanas interiores, dejó exento de pago este trasiego de leña.Dependiendo de los medios de cada uno (motosierras, hombres de la familia, tractor, etc) el proceso puede alargarse hasta un mes.No es infrecuente que en estas labores de limpieza y obtención de combustible aparezcan personas muy entradas en años pero, y aquí viene lo interesante, lo más frecuente es que algunas familias del pueblo acarreen, además de la suya, la “suerte” de los mayores y se la coloquen en su leñera, una forma sostenible, también, de luchar contra la pobreza energética.Luego llegan los turistas y claro, tras una buena paliza de senderismo les agrada una ducha caliente y sentarse ante el fuego a contemplar los troncos ardiendo lentamente, ensimismados, sin saber que detrás de ese pequeño acto, un pueblo ha limpiado su monte, se ha organizado para ayudarse unos a otros y emplean un combustible mucho menos contaminante que las calefacciones de gasoil que alguna casa rural emplea de forma inconsciente.  
noviembre 2020
  • madera recogida por los vecinos